[giulia]
la palabra entra, me vuela las sienes,
y la noche se empeña en hacerme sola,
en caerse lenta
en hacer nudos contables,
en recordarte giulia.
con tus alas plenas y sin tus tres nudos blancos.
con tus dedos fríos,
sin celo
sin color prusia,
hecha sombra desesperada
y sabiduría fugaz de pájaro hecho verano.
giulia, mi ángel,
mi nudo.
todo se traslada, como palabra y sien que vuela,
como máquina de hacer ave,
y noche sin circunstancia.
[el gruit]
cuando todo confabula para recordarte, tiempo y espacio se
embotan amarillos. se crucifican en un desierto antiguo y se
quedan enjaulados, incapaces de callar a la sardina, a la garúa o
a las rosas. dejan llamarse barranco amancaes josé antonio y a
lo largo del camino se aferran a la minúscula esperanza de ser
parte de la pantalla que filma. se derraman ahogados a la colilla
que acompaña las risas de las músicas de las mujeres de las
radios de los boletos marchitos y del coche que te deja. lo que
falta como a las latas vacías es la espuma en las bocas de los
rostros. es la receta de las estatuas con faldas de flor y la figura
de egon shielle rosada y abierta.
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